Don Fernando de Valdés Salas


Hoy vamos a hablar de Fernando de Valdés Salas, fundador de la Universidad de Oviedo, un personaje que tuvo una importante presencia en el panorama español de su época.

Nació en la Casa de los Salas, sita en la villa asturiana del mismo nombre, el año 1483. Pasó su infancia en el seno de esta familia noble y en su juventud, a pesar de ser conocido por su pasión religiosa, tuvo algunos amores.

Tras solicitar tres veces en vano una beca para estudiar en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid, decidió abandonar esa vocación y mantuvo una relación con una joven de la prestigiosa familia Osorio. Fruto de esta relación nació su hijo, Juan de Osorio, hacia 1510.

Este suceso le debió hacer recapacitar, ya que al año siguiente comenzó a estudiar en el colegio de San Bartolomé de Valladolid. Pronto destacó, llegando a ser nombrado rector del Colegio tan solo 3 años después.

En 1516 pasó al Colegio de San Bartolomé en la Corte del Cardenal Cisneros. Fue en este momento cuando conoció personalmente a Cisneros, al que acompañó hasta su muerte al año siguiente. Sin embargo, siguió sirviendo al siguiente Cardenal, Guillermo de Croy. A partir de este momento su carrera se dispara. Primero fue nombrado canónigo de la colegiata de Alcalá de Henares y luego deán del obispado de Oviedo.

Además, con la coronación de Carlos I, rodeado de su séquito de consejeros y cortesanos extranjeros, el Rey no tuvo más remedio que contar con el servicio de algún personaje autóctono. El curriculum de Fernando de Valdés era el idóneo, por lo que fue nombrado Consejero Real de Carlos I.

Mientras se ocupaba de los asuntos Reales, fue nombrado obispo de Elna, Orense, y en 1532, de Oviedo. Sin embargo, sólo visitó la última diócesis, la de su tierra natal, en una ocasión y no volverá hasta después de su muerte. Desempeñaba por estas fechas además el cargo de Consejero de la Inquisición suprema, al que renuncia para dedicarse al de presidente de la Real Chancillería de Valladolid.

En 1539 alcanzó el cargo de presidente del Consejo de Castilla, época en la que el rey Carlos I estuvo ausente. Valdés aprovechó a conocer al joven príncipe Felipe, al que impresionó con sus conocimientos y su agitada vida. Gracias a esto, el príncipe aconsejó a su padre que Valdés ganara dos importantísimos cargos: por una parte, el de Inquisidor General; y por otra, el de Arzobispo de Sevilla. Y así fue.

Entonces en Europa tenía lugar la lucha entre católicos y protestantes, por lo que en España, Valdés tuvo el papel de frenar la expansión luterana. Apartando su mirada de la brujería y hechicería del entorno rural, como Inquisidor y Consejero Real decidió centrar su atención en las ciudades, donde el protestantismo amenazaba a la política del país.

Pese a su larga vida de éxitos, también en ella hubo algunos problemas. Por ejemplo, tuvo discrepancias con los canónigos de Sevilla, lo que hizo que poco a poco fuera pendiendo credibilidad. En 1566 fue sustituido como Inquisidor General por Diego de Espinosa.

En los últimos años de su vida se dedicó especialmente al planificar la futura Universidad de Oviedo, aunque en principio no lo consiguiera por la oposición del Cabildo y del Ayuntamiento ovetenses. Falleció en 1568 en Madrid, sin haber visto cumplida su voluntad, ya que la Universidad no comenzó a construirse hasta años después, consiguiendo inaugurarse en 1608.

Otro día hablaremos sobre el sepulcro de Fernando de Valdés, en la Colegiata de Salas, que es de Pompeo Leoni, un importante escultor de la Corte. Pero si queréis ir ampliando información por vuestra cuenta os aconsejo el libro de Ignacio Gracia Noriega, El arzobispo Fernando de Valdés: la Mitra, la Universidad y la Hoguera, muy interesante para conocer a este personaje.

Espero que os haya gustado, ¡hasta la próxima actualización!.



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